En la temporada navideña, la figura de Santa Claus emerge como un ícono querido que atraviesa generaciones y fronteras. Es debido a eso, que ha sido ampliamente difundida la creencia de que Coca-Cola creó la imagen moderna de este legendario personaje como parte de sus estrategias publicitarias.
Sin embargo, es hora de desmitificar este concepto, ya que a pesar de la creencia popular, la imagen actual de Santa no fue forjada por la marca de refrescos. Sus raíces se entrelazan con diversas tradiciones culturales y folclóricas que han evolucionado a lo largo de los tiempos.
El origen inicial de este icónico personaje se encuentra en San Nicolás, un santo cristiano reconocido por su generosidad. Coca-Cola, ciertamente contribuyó a popularizar la imagen moderna de Santa en la década de 1930, presentando campañas navideñas que lo mostraban con el distintivo traje rojo y blanco, los colores que se alineaban con la identidad visual de la marca.
La representación visual, creada por el ilustrador Haddon Sundblom, se arraigó en la imaginación colectiva como una referencia icónica para la temporada navideña.
La conexión entre Coca-Cola y Santa ha sido tan fuerte, que con el tiempo ha emergido una leyenda urbana que atribuye a la compañía la creación de este personaje. La presencia sólida y el éxito publicitario de la marca han contribuido a este mito contemporáneo.
Sin embargo, la realidad es que Santa Claus es un personaje mucho más antiguo y complejo que simplemente una invención corporativa. Su evolución a lo largo de los años ha sido moldeada por múltiples tradiciones y narrativas culturales, siendo Coca-Cola solo una de las entidades que ha contribuido a su difusión global.